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jueves, 2 de agosto de 2018

Como funciona una bombilla

La bombilla eléctrica es posiblemente uno de los mejores inventos de la historia de la humanidad. Desde el descubrimiento del fuego, que eliminó la dependencia humana de la luz del sol, la creación de estas pequeñas lámparas ha ampliado la posibilidad de llevar la luz a todos los lugares del planeta. El funcionamiento de la original bombilla incandescente es, sin embargo, muy diferente a la actual bombilla fluorescente de bajo consumo.

Cómo funciona una bombilla incandescente

Una bombilla incandescente, de las tradicionales, tiene un funcionamiento en realidad muy similar a una antorcha. Se basa en el calentamiento de un metal, el tungsteno, a través de una corriente eléctrica. Esta corriente, que pasa por ese delgado filamento provoca que el metal entre en incandescencia e irradie luz.
El principal problema que ofrecen estas lámparas, y la causa de su retirada en los países occidentales, reside en su baja eficiencia. La mayor parte de la electricidad suministrada a una de estas bombillas se disipa en forma de calor. Hasta el 95% de la energía se pierde en forma de calor y sólo un pequeño porcentaje se destina en realidad a aportar luz. Por eso, una vez encendidas, estas bombillas no pueden tocarse con las manos: queman más que la luz que aportan.

Cómo funciona una bombilla fluorescente

Desde finales del siglo XX, la bombilla fluorescente ha empezado a sustituir a la bombilla incandescente tradicional, en general por regulaciones gubernamentales que buscan la eficiencia energética.
Y esa es la gran ventaja de este tipo de lámparas: apenas emiten calor, puesto que se basan en la emisión directa de fotones.
Las bombillas fluorescentes se componen de un gas inerte, encapsulado en un cristal que une dos filamentos. En este caso, la corriente eléctrica que calienta los filamentos permite ionizar el gas.
Se genera, de esta manera, un puente de plasma que provoca la emisión de fotones, es decir, de luz.
Las originales lámparas fluorescentes eran alargadas y muy frágiles y necesitaban de unos balastos (cebadores) magnéticos. Además de poco prácticos, porque se tenían que sustituir cada cierto tiempo, provocaban un efecto de parpadeo en la luz, que se he eliminado con los cebadores electrónicos de las actuales bombillas fluorescentes compactas.
La presencia de mercurio en este tipo de lámparas, imprescindible para la emisión de fotones, provoca que su reciclaje sea mucho más complejo que el de las bombillas incandescentes. No se pueden eliminar arrojándolas a la basura y necesitan ser depositadas en contenedores específicos.

Edison y la bombilla incandescente

La invención de la bombilla eléctrica suele asociarse a la figura de Thomas Alba Edison (1847-1931). Pero él no fue su inventor, puesto que este tipo de lámparas ya se conocían desde décadas antes de que empezara a trabajar en ello el gran creador estadounidense. Ya en 1860, el británico Joseph Swan (1828-1914) había producido una lámpara con filamento de carbón, aunque la primera lámpara eléctrica de la historia se remonta al año 1802 y fue producida gracias a un experimento del también británico Humphry Davy (1778-1829).
Sin embargo, no es inadecuado considerar a Edison como la principal figura relacionada con las bombillas: no inventó las lámparas, pero sí diseñó el sistema de suministro eléctrico para alimentarlas. Como define el divulgador Ben Bova, Edison 'no estaba interesado en inventar una lámpara en sí, quería electrificar el mundo'. Así, el inventor estadounidense sí puede ser considerado el padre de la bombilla, puesto que simplificó los sistemas para la producción comercial de lámparas y, además, contribuyó de manera notable a la implementación de sistemas de transporte de energía. Fue el responsable, en 1880, de la primera patente de uso comercial de una bombilla.

Curiosidades

  1. Lúmens (Lm): consiste en el flujo lumínico, es decir, la cantidad de luz que emite una bombilla. Cuanto mayor esta cifra, más iluminación podremos aportar a esa estancia del hogar.
  2. Escala Kelvin (K)este concepto mide la tonalidad de la luz de la bombilla, y suele ir de los 2.200K hasta los 6.000K. Si el número es elevado obtendremos un tono blanco o azulado, mientras que será amarillo si la cifra es más baja.
  3. Tipo de rosca / portalámparasesta nomenclatura nos indica el tipo de conexión de la bombilla. Algunos de los más habituales suelen ser el E27, E14, GU10, o GU5.3. Por ejemplo, el E27 equivale a una rosca de gran tamaño mientras que el E14 se utiliza para denominar a las más pequeñas.
  4. Westa letra nos habla de la potencia eléctrica, es decir, del consumo de la bombilla, y en las LED se compara siempre con las antiguas de incandescencia. Por ejemplo, la cifra 7W equivale a 60W de las incandescentes, lo que puede llegar a suponer un ahorro de hasta un 88% respecto a los antiguos modelos.
  5. Horasesta cifra nos indica la vida útil de una bombilla, la cantidad de horas que puede llegar a permanecer encendida. En la mayoría de casos suele situarse alrededor de las 25.000h, es decir, que si se encienden una media de 3 horas diarias, puede llegar a durar unos 20 años.
  6. Ánguloeste dato expresado en grados, nos servirá para observar la amplitud de luz e iluminación que podemos conseguir una vez instalemos la bombilla. Cuanto mayor sea el ángulo, más luz tendremos en paredes y techos.




Ventajas y desventajas


Ventajas de las bombillas de bajo consumo

Entre las principales ventajas de las bombillas de bajo consumo se encuentran:
  • Más ecológicas: reducen las emisiones de CO2 en más de media tonelada.
  • Reduce la emisión de gases: este tipo de bombillas llega a reducir la emisión de gases del efecto invernadero en 340 Kg.
  • Más económica a largo plazo: aunque la bombilla en sí cuesta más duran como entre 6 y 8 veces más que una bombilla incandescente.
  • Más eficientes: para producir la misma cantidad de luz utilizan entre un 50% y un 80% menos de energía que las bombillas incandescentes.

Desventajas de las bombillas de bajo consumo

Entre las principales desventajas de las bombillas de bajo consumo se encuentran:
  • Diferente color: la luz que emiten estas bombillas no es igual a las emitidas por las bombillas halógenas.
  • Mayor desembolso inicial: el precio de las bombillas de ahorro energético es muy superior al de las bombillas incandescentes .
  • Encendido lento: cuando se enciende la bombilla la luz es tenue teniendo que esperar unos minutos hasta que alcance el máximo de luz.
  • Toxicidad: estas bombillas contienen en su interior de 2 a 5 mg de mercurio que puede resultar muy perjudicial para la salud en caso de rotura.
  • Reciclado: no pueden tirarse en los contenedores de basura convencional ni en la de cristales sino en unos especiales destinados para su reciclaje.


jueves, 26 de julio de 2018

Aprendamos un poco mas sobre la Bombilla

Inventor 

La bombilla o lámpara incandescente fue obra de dos genios: el inglés Joseph W.Swan (1828 – 1914) y el norteamericano Thomas Alva Edison(1847 – 1931). La primera bombilla eléctrica vio la luz y se hizo el 21 de octubre de 1879 tras muchos años de experimentos y fracasos.
Muchas personas creen que el inventor de la bombilla fue Thomas Edison, pero éste verdaderamente lo que consiguió fue perfeccionar el invento de Joseph Swan y que funcionase con más efectividad y durante mucho más tiempo. Además, Edison también patentó el 27 de enero de 1880 la bombilla eléctrica o bombilla incandescente, cosa que no hizo Swan.

Historia de la bombilla

Se ensayó con diferentes filamentos metálicos incandescentes e incluso con otros de procedencia vegetal como el algodón o fibra de bambú carbonizadoy encerrado herméticamente al vacío en el interior de un globo de vidrio, estableciéndose la conexión mediante dos hilos de platino.

El invento de la bombilla de bajo consumo

Las lámparas fluorescentes fueron presentadas por primera vez en la Exposición Universal de Nueva York de 1939.
Desde entonces su uso se extendió por todo el mundo, aunque su gran tamaño (eran los originales fluorescentes alargados) impidió un mayor desarrollo.
Un ingeniero de la General Electric creó en 1976 la pequeña bombilla fluorescente que ahora conocemos, la llamada CFL (siglas en inglés de Lámpara Fluorescente Compacta). Era literalmente un tubo fluorescente más pequeño y doblados en espiral sobre sí mismo, pero sus costes de su fabricación no permitieron su verdadero desarrollo comercial hasta los años 80.